Por Washington Cabello
(PROVIDENCE, Estados Unidos).- Un ciudadano de la República Dominicana, fue sentenciado a 325 años de cárcel, hallado culpable de invasión de hogar y asesinato.
La juez Netti C. Vogel, de la Corte Superior de Providence, fue más que implacable y sentenció al asaltante Dari García, a dos cadenas perpetuas consecutivas (200 años) y otros 125 años, por invasión de un hogar y el asesinato de un hombre, mientras junto a otros cómplices, buscaba robar drogas y dinero.
García, de 28 años de edad, fue sentenciado después que un jurado lo declaró culpable de los 15 cargos que fue acusado. La jueza lo etiquetó como un criminal incorregible.
En el atraco en la casa situada en el Norte de Providence, el 17 de agosto de 2017, García, mató a balazos a Richard Catalano, cuando él y sus cómplices, los hermanos Viclei y Víctor Hernández, fueron enfrentados para tratar de frustrar el robo.
García no será elegible para la libertad condicional por 25 años de la condena como un delincuente habitual que cometió su primer atraco con invasión a una casa cuando tenía 14 años.
El jurado lo encontró culpable de una serie de acusaciones por delitos graves y armas de fuego, que incluyeron disparos repetidos a la madre de Catalano, Lorie Catalano, a quien le mordieron una parte de un dedo y torturarón al padrastro del muerto, durante el enfrentamiento.
García, fue a atracar a Catalano después de enterarse de que tenía una lucrativa operación de venta de marihuana, así como la compra y venta de zapatillas de alta gama en la casa número 9 de la avenida Eliot en la que vivía con su madre y su padrastro.
García abrió la puerta trasera, sorprendiendo a Catalano, quien pensó que la policía lo estaba buscando y corrió a esconder el dinero que estaba contando en una caja fuerte en el armario de su habitación. García exigió el dinero. Se enfrascaron en una lucha y se escucharon disparos.
Catalano, murió de una herida de bala en el cuello. Su madre sufrió múltiples heridas de balas, incluidas dos en la cara, mientras trataba de ayudar a su hijo. Uno de los balazos la dejó incapacitada para usar su brazo izquierdo, mientras que otro le dañó la laringe. García también le mordió el dedo anular izquierdo.
Los hermanos Hernández, huyeron, dejando a García. Policías del Norte de Providencia, encontraron a García, atrincherado en el dormitorio de Catalano con una herida de bala auto infligida en la cabeza. Los fiscales dicen que él se prendió fuego después de darse cuenta que sus cómplices lo habían abandonado.
Los Hernández, también dominicanos, se declararon culpables en mayo de asesinato en segundo grado y conspiración para cometer robo por su papel en la muerte de Catalano. A cambio de las admisiones de los hermanos, los fiscales acordaron rechazar una serie de cargos, incluidos cuatro cargos de asalto con arma peligrosa y ofensas con armas de fuego. Feuron sentenciados a 60 años de prisión por asesinato en segundo grado y un término concurrente de 10 años por conspiración.
Los hermanos tendrán derecho a libertad condicional cuando cumplan 40 años en la cárcel.
Desde entonces, Vogel ha castigado a los hermanos por años adicionales en prisión por negarse a testificar en el juicio contra García, una parte que se está apelando.
El padre de Catalano, Richard Lopes, contó haber visto las noticias de la mañana el día después del asesinato y saber en su interior que era su hijo.
“¿Cómo te sentirías si vieras a tu hijo en una bolsa para cadáveres?” Lopes le preguntó a García.
La madre del muerto se ha sometido a 73 cirugías desde que recibió el disparo.
La carta imploró a Vogel que impusiera una sentencia que asegurara que García, permaneciera preso.
“Definitivamente lo hará de nuevo. Lo vi en sus ojos malvados”, dijo la madre del muerto.
El abogado de García, James McCormick, le pidió a Vogel, que imponga una sentencia que no equivaldría a una sentencia de cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional.
García, que no se dirigió al tribunal, mostró poca expresión durante todo el proceso.
Imagen: La juez, Netti C. Vogel y el asaltante, Dari García
Cortesía: Miguel Cruz Tejada